Cómo entrenar a tu dragón... y cómo aprender a querer de verdad.
- Mariano Zepeda
- 28 jun
- 2 Min. de lectura

El arte de respetar los límites, y el milagro de un interés genuino.
Hay una escena en Cómo entrenar a tu dragón que dura apenas unos minutos, no tiene diálogos, pero dice todo.Hipo se acerca lentamente a Chimuelo. Extiende la mano.Pero antes de hacerlo, observa las líneas que el dragón ha marcado con sus garras sobre la tierra…y no las cruza.
Eso.
Eso es amor también.
Respetar lo que el otro necesita para sentirse a salvo.Tener interés suficiente para querer conocer a alguien, pero humildad para no invadirlo.

Vivimos en una época en la que parecer desinteresado se confunde con "hacerte el difícil", y mostrar demasiado interés parece “necesidad”.Pero Hipo nos recuerda algo más profundo:que el verdadero interés no es ansiedad disfrazada, ni deseo de poseer.
Es curiosidad, paciencia, cuidado.
Querer a alguien de verdad empieza ahí: en aprender sus líneas, en entender qué lo asusta, qué lo protege, qué lo mantiene a la defensiva.Y aún así, no huir.Quedarte a una distancia segura, pero presente.Decirle: “no voy a forzarte, pero sí voy a esperarte”.

Cuando alguien nos gusta de verdad, no queremos solo compartir tiempo:queremos entender su idioma interno.Lo que lo emociona. Lo que calla. Lo que lo hace reír. Lo que ya no le hace gracia.
Pero para llegar ahí no se trata de “ganarse” al otro como si fuera un trofeo.Se trata de quedarse en silencio, como hizo Hipo, y dejar que sea el otro quien se acerque cuando se sienta listo.

Eso también es amor: no pisar el límite que el otro puso para sentirse a salvo.
Yo viví algo así con alguien.
Una chica de Japón.
Alguien que desde el primer momento me hizo querer conocerla. No por lo que aparentaba, sino por todo lo que parecía esconder.
Me acerqué lento. Me equivoqué. Volví.

A veces avanzaba, a veces retrocedía.
Pero entendí algo que sigo llevando conmigo:
no todos quieren que los amen igual. Pero todos queremos ser entendidos sin tener que explicarlo todo.

A veces no decimos estas cosas.Pero aquí va la mía:
A mí me gustaría que alguien se tomara el tiempo de conocerme sin intentar arreglarme. Que me vea como soy, incluso cuando no sé cómo explicarlo. Que no me presione a abrirme, pero tampoco se vaya.
Ahora te toca a ti.Te leo.Este es un lugar seguro.

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