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Recomendación Cinematográfica: ¿Por qué 'Materialists' de Celine Song puede ser mi Película Favorita del 2025? Y porqué considero que la Mayoría de las Personas no la Entendió y Criticó Banalmente.

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Vivimos en una era donde las películas, los artistas y hasta los finales de ficción pueden ser “cancelados” —no por fallos éticos, sino por no cumplir las expectativas emocionales del espectador promedio.


La cultura actual ha normalizado un fenómeno preocupante: el de la reacción colectiva inmediata como forma de juicio definitivo. No me refiero a la cancelación como condena moral ante conductas graves —esa es otra conversación—, sino a la cultura del disgusto en conjunto, en la que una obra de arte puede ser rechazada masivamente, no por su calidad o propuesta, sino porque no fue “lo que esperábamos”.

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En un mundo regido por algoritmos que nos dan exactamente lo que queremos (o lo que ya nos gusta), nos hemos desacostumbrado a que el arte nos incomode. A que una película no cierre “como debería”, o a que un personaje no se redima como exige el manual emocional de TikTok.Y cuando eso pasa... simplemente la castigamos.


Esto ha pasado con The Materialists, la nueva película de Celine Song, que ha sido criticada —en especial por muchas espectadoras— por su final.


Pero… ¿realmente estamos hablando del final? ¿O estamos olvidando el mensaje?


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Ver una película es decidir entre desconexión o conexión

Existen dos formas de ver cine:


  1. Desconectarte — verla como fondo, en 1.5× mientras haces otra cosa. Dejo el ejemplo: hoy muchos ven series o películas así (como permitiendo que se filtren entre scrolls), lo que habla de una cultura de consumo fugaz y desatento.


  1. Conectarte — verla con total presencia, permitirte ser tocadx por lo que sucede en plano, narrativa o emoción.


El arte no necesita entretener, necesita preguntar

Una película no es Instagram. No es entretenimiento ligero. Debemos verla como ir a un museo: ya sea que nos fascine o nos incomode, su valor está en hacernos reflexionar, no solo en divertirnos.


Estudios al rescate: cómo respondemos al cine, desde el cerebro

1. Neurocinema: La ciencia ha demostrado que cierto uso preciso de edición, encuadre y narrativa sincroniza el cerebro de quienes vemos la película, generando una experiencia conjunta y emocionalmente más profunda WIRED.


2. Psicología de la atención: El ritmo del cine, con cortes más breves y más movimiento visual, no es casualidad; responde a cómo funciona nuestra atención: nos distraemos cada pocos segundos y el cine moderno sabe retomar ese enfoque.


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Entonces… ¿por qué “no les gustó el final”?

El rechazo al final de The Materialists no parece apuntar a fallas en la ejecución, sino a la falta de respuesta emocional que los espectadores proyectaron. Esto no habla de la película, sino de cómo la consumieron:


  • Buscaban satisfacción convencional, no reflexión.

  • Querían cierre, no pregunta abierta.

  • La película exige presencia, no rating rápido.


Este tipo de reacción expone más del espectador que del filme. Y ahí radica su potencia: es un ejercicio incómodo, porque nos obliga a cuestionar nuestra relación con el cine.


No lo olvides: merecen que se hable del mensaje

Si The Materialists provoca rechazo por su desenlace, revisemos: lo que realmente mueve es el mensaje, no el final. Y es importante que lo celebremos —no por complacencia, sino porque saber diferenciar entre lo que te gusta y lo que te hace pensar es un signo claro de un espectador consciente.


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Y ahora sí: hablemos de la película

Parece que muchos olvidaron el mensaje.Para mí, The Materialists no va sobre si el personaje principal elige al hombre correcto.No va sobre el final que queríamos.Va sobre lo que necesitamos recordar.


El mensaje es clarísimo:Todos queremos amar y ser amados. No somos productos. Y, más importante aún: no somos una lista del súper.


Vivimos en una época donde las relaciones parecen procesos de consumo: Swipeo, escaneo, comparación, descarte.¿Tiene esto? ¿No tiene esto? ¿Me suma? ¿Le falta?Y de pronto, el amor deja de ser encuentro… para convertirse en optimización.


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Y lo digo con conocimiento de causa.


Yo he estado múltiples veces en Bumble.He tenido al menos 25 primeras citas. Mujeres distintas, hermosas, carismáticas, inteligentes, dulces. Algunas muy espirituales, otras muy racionales. Unas devotas católicas, mientras yo practico más el budismo. Unas lectoras empedernidas como yo, otras más de maratón de series. ¿Y saben qué?


Eso no impidió que sintiera conexión.Porque el amor no es compatibilidad absoluta. Es decisión.


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Como lo dicen los expertos: amar no es encajar, es elegir

En Fight Right, los investigadores John y Julie Gottman —con décadas estudiando relaciones reales— lo dejan claro:

“La mayoría de los problemas de pareja son perpetuos. La clave no es evitarlos, sino aprender a vivir con ellos y responder con cariño.”(Gottman, J. & Gottman, J. (2024). Fight Right. Harmony Books.)

En How to Be an Adult in Relationships, David Richo lo refuerza:

“Amar a alguien no significa que encajemos en todo. Significa que aceptamos su realidad, sin querer cambiarla.”(Richo, D. (2002). How to Be an Adult in Relationships: The Five Keys to Mindful Loving. Shambhala Publications.)

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AMar no es fácil, pero es lo más valiente

El matrimonio, la pareja estable, el compromiso profundo… es pesadísimo.No por falta de amor, sino por exceso de humanidad.Porque convivir es ver al otro con lo hermoso y lo incómodo.Es ver las canas, los cambios de ánimo, los silencios incómodos, las heridas que trae.Y aun así, quedarse.


Eso es lo que Celine Song retrata con elegancia y dolor.No el amor idealizado, sino el amor que se construye.Ese que se elige todos los días, incluso cuando no hay guion feliz ni edición romántica.


El amor es el acto radical de seguir siendo testigo de la vida de otra persona.


Este no es el final que muchos querían.Pero quizás es el final más real.Y eso lo hace profundamente bello.


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1. La transformación de Lucy: de “producto ideal” a ser humano complejo


  • Al inicio, Lucy (Dakota Johnson) propone que su amiga se case solo para provocar celos en su hermana; está en modo cálculo, no emoción.

  • Cuando trata a Sophie, no la ve como mujer, sino como una persona de “bajo valor” que debe ajustarse a un molde.

  • A Pedro Pascal lo llama su "unicornio", el hombre perfecto en los términos más materiales: estatura, dinero, encanto.


2. El costo humano y la vulnerabilidad visceral

  • Y ahí está ese instante que dice todo del personaje de Pedro Pascal: él, avergonzado, va a servirse un whiskey. Le cuenta cómo se rompió las piernas para crecer unos centímetros. Esa escena, sutil, expone su inseguridad más humilde.

  • Celine Song lo plasma con maestría: él no acusa a Lucy, ni ella lo humilla. Él… simplemente dice: “No tendría la autoestima para haberte hablado”, revelando muchísimo sin dramatismo.


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3. No se trata de la película. Se trata de nosotros

He visto a muchas mujeres en redes decir: “quédate con el rico”. Y está bien —es un punto válido desde una mirada pragmática socioeconómica. ¿Pero acaso eso habla del personaje? No. Habla de dichas personas.


Lo que proyectamos—frustración, expectativas no cumplidas—distingue más sobre nosotros que sobre el filme. El mensaje de Materialists no es prescribir lo que debe ser el final, sino invitarnos a reconocer qué hay detrás de nuestras exigencias emocionales.


4. Amar no es calcular, es elegir lo imperfecto

Esta película lo dice claro: no somos una lista del súper. El amor no se trata de conveniencia. Se trata de qué escoges. Como decía Celine Song en Elle:

“Love is meaningless unless it’s unconditional. And that, to me, is non‑negotiable.”

La verdadera opción siempre fue: amor y respeto… o quedarse sola. Lucy eligió amor. ¿Ni siquiera eso se puede respetar?


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5. Cerrar sin idealizar

Lucy no fue rescatada por Chris Evans (John). Que tenga deudas o gana poco no la convierte en víctima. El amor que eliges con esas condiciones es, precisamente, valiente. No es glamour. Es humanidad.


Celine Song lo resume:

“When there is an offer of true love, all you can do is accept it.”

Y ahí está todo: en esa decisión sin brillo dramático… sino con la melancolía y verdad que solo el amor real tiene.


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¿Y si invirtiéramos los roles?

En redes he visto muchas reacciones al final de The Materialists cargadas de frustración. Algunas, válidas. Otras… agresivas. El personaje de Dakota Johnson es criticado con intensidad. No por mentir. No por traicionar. Por elegir.


Y me ha tocado ver a varias chicas—en videos, comentarios o audios virales—hablar de su “ex” con lenguaje que, en lo personal, me parece ofensivo:Que si era un gordo. Que si estaba pelón. Que si “¿quién se creía para dejarme?”.Y lo entiendo, todos hemos ido a Sala de Despecho a gritar con el alma.Yo mismo fui… y con novia, feliz y plenamente enamorado, jajaja.¡Un brindis por esos corazones rotos!


Pero cuando el amor termina, lo que se dice después sí importa. Porque el rencor, cuando se expresa con violencia estética o simbólica, no es empoderamiento, es desprecio con filtros emocionales.


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¿Y si el personaje fuera hombre…?

Imagina lo siguiente:


Un hombre en una película elige entre dos mujeres. Una, físicamente “perfecta”, atractiva, joven. La otra, su viejo amor: quizá no en su mejor momento físico, atravesando un momento difícil, descuidada.Y él dice algo como: “La otra es un unicornio. Esta ya no me inspira. Me quedo con la que tiene cuerpo de diosa.”


¿Sería eso celebrado?¿O lo llamarían lo que es: violencia simbólica, machismo disfrazado de elección honesta?


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Entonces, ¿es el discurso… o la película?

Este tipo de comparación no se trata de invalidar emociones, sino de revelar el marco con el que se analiza.Si cambiamos el género de los personajes y el discurso cambia, entonces el juicio no es contra la narrativa, sino contra nuestra idea de quién “merece” elegir o ser elegida.


Y eso es lo que me interesa analizar.No para decir quién tiene razón, sino para reconocer que las reacciones hablan más de nosotros que del filme.


Una película con un mensaje dulce, sutil, valioso


Para mí, The Materialists no es una obra maestra grandilocuente.Es un retrato honesto, lindo y contemporáneo del amor en tiempos de sobreexposición, pragmatismo y ansiedad romántica.Y como todo lo que toca algo profundo, divide.Pero eso no lo hace débil.Lo hace valiente.


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1. Chicharito y su discurso sexista


El exfutbolista Javier “Chicharito” Hernández generó indignación en redes y en el gobierno mexicano tras publicar videos considerados misóginos y anticuados. Comentó que las mujeres “fracasaban” y “están erradicando la masculinidad”, lo que provocó una fuerte reacción: fue multado por la Federación Mexicana, sancionado por Chivas, perdió el respaldo de su patrocinador Puma y recibió órdenes de capacitación en equidad de género.


Eso sí, resulta contradictorio cuando la misma presidenta que critica este discurso, al mismo tiempo, una polémica figura como Cuauhtémoc Blanco es respaldada en el Congreso por denunciadas por abuso sexual, con su media hermana. Me da más tristeza que nos preocupemos por comentarios pendejos, que por denuncias tan visibles, y que ni así se resuelven. No estoy justificando al exfutbolista, solo planteo que el contexto importa y es parte de un debate más complejo. ¿A qué le prestamos atención? ¿En verdad queremos justicia, o buscamos hogueras para comentarios que no nos gusten buscando lastimar desde nuestras pantallas?


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2. Sydney Sweeney y la polémica campaña de jeans


La campaña publicitaria de American Eagle protagonizada por Sydney Sweeney, con el juego de palabras “genes/jeans”, levantó cuestionamientos sobre posibles referencias a la eugenesia y estándares de belleza excluyentes Aun así, hubo voces que la defendieron señalando que el escándalo fue sobredimensionado, producto de una “cultura de cancelación” demasiado sensible.


Aquí la pregunta es: ¿Se debate una campaña o se debate la imagen de una mujer atractiva que no se ajusta siempre al guion progresista como tanto hemos visto en los últimos años?


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3. Sister Hong: escándalo, víctimas y la risa colectiva


El caso de Sister Hong, un hombre que se hacía pasar por mujer para grabar encuentros sexuales con hombres sin su consentimiento, resultó en un escándalo masivo en China. Las víctimas fueron ridiculizadas en memes, ignorando el trauma real, un reflejo brutal de cómo la cultura digital evita confrontar su propia responsabilidad.


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4.- Lo mismo sucedió con el extraño nuevo producto de Kim Kardashian.


Skims apuesta a sorprender y viralizar, pero este lanzamiento pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿hasta dónde estamos dispuestos a normalizar dispositivos estéticos sin garantías científicas? La popularidad del Face Wrap no solo habla del pulso del mercado sino de nuestras propias tensiones entre bienestar, belleza y responsabilidad.



¿Qué tienen en común?

Tema

¿Qué nos revela?

Reacciones desmedidas

Damos voz, peso y legitimidad a la ofensa personal antes de analizar el contenido.

Filtro de género

El discurso cambia según si se trata de hombres, mujeres o víctimas; revela sesgos visibles.

Responsabilidad conjunta

Nadie es inmun* al efecto viral: somos partícipes activos del debate tóxico.


Recomiendo The Materialists no porque sea perfecta, sino porque es real


En un momento donde todos queremos que el contenido nos entretenga, nos justifique y nos dé la razón, esta película se atreve a hacer lo contrario: nos incomoda con una verdad suave, pero punzante.

Porque así es el amor. Así son las decisiones. Y así somos las personas: contradictorias, inseguras, esperanzadas.


Vivimos en una cultura donde nos vendemos como productos. Nos envolvemos en Skims para la cara, para el cuerpo, para el alma. Decimos “valórate” pero no soportamos que alguien más elija distinto. Criticamos a un personaje ficticio… cuando tal vez lo que realmente nos molesta es que se nos parezca.


Y es ahí donde el cine, como The Materialists, hace su trabajo más noble: No nos da respuestas. Nos da un espejo. Nos invita a sentarnos con nuestras ideas, deseos, contradicciones.

Y si salimos de la sala con más preguntas que certezas, entonces, sí, para mí: fue una gran película.

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